No quiero pensar en la posibilidad de no volver a ver a estas personas que durante 10 días fueron hogar. Y aún así lo sé, que estas cosas se acaban, que lo más bonito de este mundo es lo efímero que es, lo líquido que es. Emociones y sentimientos intensos a flor de piel que se esparcen en el viento en cuanto se acaban los proyectos. Y aún así, por más que lo sepa, por más que me guste este mundo, no puedo evitar sentir la nostalgia, la tristeza. La gran paradoja de vivir intensamente, hasta en la tristeza.
Y la gente viene y la gente va, pero yo a todas las personas que curan el cora, que puedo llamar amigas, las llevo siempre en el alma, para sacarlas con mucho cuidadito y abrazarlas cuando lo necesito.
Quiero veros!
Grito.
Mientras el estruendo de las turbinas acalla mis pensamientos.
¿Dónde estaremos la próxima vez que nos encontremos?
Solo espero que sea cerca, que sea lejos, pero sobre todo que sea muy muy intenso.
Os quiero libres.
Os quiero tanto que tengo que escribir lo que siento.
Viviremos en las auroras y en la nieve hasta que ardamos por fuera y por dentro.
Os quiero.
Menos mal que os quiero.
- Nievo por dentro
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