el futuro y el porvenir
y ahora solo queda
un reguero de soledades.
No vi llegar el final de un reloj que se hizo añicos de improviso, como los reveses de la muerte que el silencio ahogan. Ya no hay más, solo lágrimas ahogadas que no te puedes permitir derramar.
Y una honda tristeza
que anuda la garganta,
ahoga el corazón y encharca la mirada.
Ríos que nunca llegan al mar.
Y soledad, vacío y dolor.
No vi venir el último camino
y ahora estamos solos
ante la ausencia de quien ya nunca regresará.
- Poema de mis lágrimas no derramadas (Poema de Tila)
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