martes, 12 de abril de 2016

Cuando miras al horizonte, no siempre logras distinguir algo entre toda la luz del atardecer

Voy a quedar aquí;
quieto y callado
sin dar ningún comentario.

Observo como el viento mece las olas
y yo sigo
sin sentir nada,
hundido en la apatía
de una vida
que veo como pasa
de largo
mientras solo puedo fingir una sonrisa
como si eso fuese a arreglar algo.

Y voy a quedarme aquí,
sentado 
a orillas del gran charco,
como si el viento pudiese susurrarme algo que a mí se me haya escapado
aunque en el fondo sé que no
que no quedan secretos
y que simplemente
el tren de las oportunidades ya pasó sin darme tiempo ni a mirarlo.

Puede que me quede aquí,
total,
nadie me espera en ningún lado
ni siquiera yo,
creo,
así que mientras miro pasar el tiempo
pienso:
que ojalá un chispazo en el horizonte,
un brillo,
o cualquier cosa que me haga sobresaltarme
como si el futuro no estuviese escrito
o alguna señal me llegase y saliese a flote.

Espero no quedarme mucho más aquí,
no me apetece,
aunque tampoco sé cual es el siguiente paso a dar,
el siguiente paso para subir;
sólo

que la memoria se ha olvidado de mí
y mientras tanto,
vivo anclado,
frente al mar,
esperando a que alguien me dé la mano para explicarme como seguir.

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