en la noche,
en la oscura noche,
sin encontrarlas.
No vamos a mentir
soñamos más de lo que pudimos abarcar
y entre tropiezos
aprendimos que la vida
no podía ser eso que nos habían prometido
porque en manos vacías
cabe el mundo entero
y nuestro único límite
-yo ya lo dije-
es el universo.
Por eso quizás tantos cuentos sin final,
tantas poesías sin rima,
tantos inesperados encuentros en la noche de tu cuerpo.
Solo entonces,
cuando el horizonte se pierda
y verso y saliva se confundan
en un suave vaivén de oleajes erizando tu piel,
será solo entonces
cuando sepamos sonreírnos las heridas
y aprendernos a caminar
sin pesos innecesarios en la mochila.
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