Hoy el día ha amanecido de escarcha, cristales de hielo que refractan la vida, que diluyen los días, que difuminan el paisaje que se confunde con los sueños y las vidas. Cielos de blanca calima helada que bañan la mirada a base de caricias de luz y estampillas fotográficas desgastadas.
Entre esa neblina irreal he caminado tratando de atrapar el instante. El frío atería la piel y las manos, sin embargo quería encontrar esa esencia que inmortaliza el hielo más allá de los 0 grados centígrados. Llegué al río y este se perdía en el infinito, fundiéndose con el cielo, con el aire, con la cristalizada helada que todo lo bañaba.
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