Te echo de menos, sentado aquí en Orillamar, en el cementerio, te echo de menos. Te echo de menos en estos tiempos convulsos en los que no sé bien cómo vivir mi vida sin ser infeliz; contigo no sé si encontraría respuestas, pero sonreiría mucho. Y con eso bastaría para disfrutar más conmigo mismo.
Creo que me he perdido demasiado y me cuesta reconectar con quien soy, encontrar esa luz que desprendía, atesorar esa felicidad que irradiaba. Ya no tengo eso en mí mismo. Y si está... Ya no lo encuentro.
Necesito que sea verano y poder beber la vida y sonreír alegría a cada instante entre olas de luz y mares de calor. Salitre en mi mirada y horizonte infinito en mis manos.
Ser libre
y feliz
y respirar transmitiendo paz.
Te echo de menos. Y aquí sentado te busco aunque solo en mí estás.
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