Habitamos en la contradicción, en la contradicción constante, somos resultado de poemas a medio hacer, de sueños por cumplir, de ruinas que habitamos sin saber bien cómo huir. Somos contradicciones en un mundo que nos asfixia. Buscamos salidas en otros. Y poco a poco, sin saberlo, nuestras decisiones nos aíslan. Solo hay refugio en la libertad de la vulnerabilidad consciente y compartida.
Es ahí,
es ahí donde todo tiene sentido,
donde brilla con luz propia la vida.
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