miércoles, 9 de octubre de 2024

Ya no hay lluvia que cubra mi pena

Quizás no supimos decir nuestro propio nombre
en todo este rastro de tristeza
y ya la bailarina que fuimos
no baila en medio de la solitaria pista vacía de la discoteca,
las luces se apagaron
sin saber siquiera cómo sería todo
y fingimos comprender la felicidad
cuando solo  se nos escapaban lágrimas de frustración

ya no hay lluvia que cubra mi pena.

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