martes, 1 de octubre de 2024

Silenciosos restos que saben a cenizas

Hablas de mí
y eso que tú y yo nunca fuimos capaces de rimar dos palabras juntas.

Creímos que jugando a las escondidas nos encontraríamos,
pero solo fue fingir que las escapadas tenían sentido
y no estábamos haciendo nada más
que huir hacia adelante
la una de la otra.

Qué retórica que fue nuestra historia.


Una mentira construida sobre un castillo de naipes
donde si acaso había una verdad por cada palo
y eso es nada
así que en nada
quedó lo que podría haber sido este baile.

Tú te reías
y yo fingía reírme
con la boca pequeña
y forzando la sonrisa de medio lado
porque en realidad
yo no entendía nada de nada

y todo
cada vez
tenía mucho menos sentido.


¿Alguna vez te has sentido así,

Como una muñeca rota a la que se le olvidaron coserse los rotos?



No te lo recomiendo

el paso del tiempo no cura nada

solo rompe todo en más pequeños y diminutos trozos.



Y luego qué queda?

Si acaso

el eco de nuestras rimas que nunca logramos rimar
más allá que rastros y rastros de lágrimas vivas

hasta que todo se terminó.

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