sábado, 1 de diciembre de 2018

Abro el envoltorio y encuentro pequeños tesoros que desgajar

El viento me trae aromas de invierno,
susurros de hielo,
frío en las manos ateridas
que buscan en los bolsillos destierro.

Fachadas de piedra congelada,
caricias de nieve en la punta de la lengua,
sonrisas de luz a las seis de la tarde,
vestido escintilante de luna.

El viento me trae aromas de invierno,
viajes de empañados asientos,
vaho en los labios
y volátiles horas a lo lejos.

Miradas de ciudades inexploradas,
satén de estrellas danzarinas,
artificiales fuegos reflejados de saudade,
dulces leyendas de chocolate que los pasos acunan.

El viento me trae aromas de invierno,
mordisquitos de sueños,
almendras de empedrados pueblos,
valles de ríos que portan cuentos.

Palabras adornando paradas señaladas,
mercadillos que esperanzas renuevan,
callejuelas perdidas hacia cualquier parte,
encantos naturales que brindan instantes fugaces de espuma.

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