en el que poder recitar estos versos,
no son un consuelo,
pero tampoco un destierro,
es solo una herida abierta
incapaz de cerrar,
y mi testamento querría dictar.
Solo mírame y podrás mirar
lo que se esconde más allá
del dolor que no logro apartar,
evitar,
escapar,
la ruina de una vida,
solo te pedía
un minuto nada más.
Un minuto nada más.
Y que me quisieras un poco más.
Solo un poco más.
Poder dar vueltas y escapar
de esta pesadilla que me toca habitar.
Tengo que aprender sola a volar.
Ya lo dijo Elvira,
y lo nuestro,
son las causas perdidas.
Me he ido...
Y puede que no me encuentre.
No me escondo.
Puede que no me encuentre.
No me esperéis
mientras llega mi hora.
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