Aquellos cuerpos,
con los pantalones de verano
[...]
¡Esas hondas miradas! Esa necesidad de sonreír.
Pasolini
Mirábamos de frente a la vida,
como reflejos del Mediterráneo
brillando nuestras pupilas,
relucíamos
fulgurantes de inquietud,
perseguíamos al destino,
lo hacíamos nuestro.
Radiante juventud
que todo lo conquistaba.
Sonreíamos,
conscientes de exprimir el instante.
En nuestras manos,
divino futuro.
Nos aferrábamos al constante movimiento
y ahí supimos
que todo sería nuestro.
Ah,
en este sol se encontraba toda mi dicha.
El verano era nuestra alma,
estación de ilusiones y sueños,
el amor se cobijaba entre las sábanas y nuestros dedos,
arena de playa hasta en el pelo,
corramos más rápido,
que no nos alcance ni el tiempo.
Si esta luz me diera aliento,
suspendido hilo rubio,
sabrías de que te hablo
cuando frente al cristalino mar
viésemos nuestro cálido reflejo.
Qué libertad experimento
cuando habitamos sonrisas
en este efímero infinito nuestro.
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