Los veranos se desgranan año tras año como una sucesión de estampas, acuarelas marinas que atesoran nuestra historia, nuestro paso por este mundo. Ese tono azul luminoso que se desviste en los pinceles de Sorolla. La vida
impregnada
de mil sentimientos y sensaciones.
El viaje que nos lleva
hasta ese último mar
donde dejarnos flotar
descansando
infinitamente en paz.
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