solo descubrimos que las cosas tampoco tanto han cambiado,
que ya no somos esos chavales de 16,
pero seguimos intentando el mundo reinventar,
tratar de transformar esta realidad,
preocuparnos por alterar esta sociedad
y sin embargo
todo sigue igual,
dando tres pasos para adelante y cinco hacia atrás,
y no podemos hacer nada más
que exprimir nuestras herramientas
durante un rato más.
Que miro al calendario y yo ya tengo 31,
y me miro al espejo y veo algunas arrugas más,
unas ojeras más,
y una cara mucho más fatigada y con menos ganas de la existencia alegrar,
que a veces lo intentamos
y nos revolvemos,
pero nos han dado tantos rebolcones
que ¿cómo continuar?
Y se apaga la música de los cascos abriendo camino en el barrio en pantalones cortos
y ya el sol esta vez se marcha y ya se va,
que Lágrimas de Sangre van a terminar con esa historia personal,
y yo me quedo un poco más solo
tras comprobar que otro grupo se retira ya.
Y no estoy preparado para otro más,
que después de Zoo ya nada ha sido igual,
y trato de añorar la vida en que sonreía,
y mientras tanto me aferro a hacer recuento de las victorias
y no sé si voy ganando en el marcador
o perdiendo en el tiempo de descuento,
pero algo ha aflorado
Y no es casualidad,
no es casualidad,
es el último baile,
y yo solo quiero los ojos cerrar
y bailar,
y bailar,
y nada más.
Solo bailar un atardecer más con los ojos cerrados sintiendo hervir la juventud por última vez antes de apagar el altavoz
y que todo se termine
sin que nadie pueda decir
que de verdad no lo intentamos, hasta llorar.
Luchamos hasta llorar.
Si uno no se rinde...
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