pero sigo soñando
como si tuviera 16 y estuviera saboreando un verano eterno
entre amigos, viajes
y amores que me invento en mi cabeza
y que nunca llegaron a fructificar.
Ya no tengo treinta años,
pero sigo brindando por la amistad,
celebrando cada victoria que la vida me da,
explorando nuevas formas de sentirme conmigo mismo en paz,
soñando con alcanzar un día la ansiada y constante viajera libertad.
Ya no tengo treinta años,
pero sigo sonriendo como si todo siguiera igual.
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