Compongo notas
golpeo teclas
afino poemas
y encuentro salidas
en dominós sin partidas.
No sé dónde voy en esta vida
pero los acordes disconformes
que sobrecogen los sueños durante las noches
me corresponden con honores
como si solo por eso
pudiese sacar pecho,
mientras no estoy seguro de haber hecho
nada del modo correcto.
Soy un loco en un mundo de cuerdos,
un sentimiento,
una historia,
un recuerdo,
un lúgubre cuento
entre gargantas perdidas en los valles de Toledo,
un miserere de muertos,
una leyenda incierta recogida entre mediocres versos,
un mundo entero
apilado en un folclore incierto.
Soy un triste paralelismo del tiempo,
un juego a las cartas,
una baraja sin comodín que perciba las trampas,
una especie de hoja de ruta,
una vía por la que volar en los planes de los que luchan,
una rima,
una risa,
una pequeña línea
que separa el cielo del mar,
un futuro del que escapar,
un pasado que resquebrajar entre miles de espejos que no saben bien qué reflejar.
Compongo notas
golpeo teclas
y sin saber bien si afino poemas
encuentro salidas que nadie daba por ciertas,
puede que aquí y ahora
sea el instante en que mundo se ahoga y yo,
disparo, abro las páginas y doy rienda suelta a toda la realidad que todos plasmaron.
Solo busco ganar
donde otros solo lo intentaron:
un juego contra mi mismo a los dados:
la sombra perdida entre los vientos que llegaron.
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