jueves, 7 de septiembre de 2017

Yo, hoy, quiero vivir enterrando mi tumba

Entre la luz
de la oscuridad
yo te vi,
tan inocente,
tan pura,
tan bella como todas las formas de concretar el futuro en un par de versos.

Entre la oscuridad
de la luz
creí verte,
y por un instante
pensé
que no había razón de ser para tener miedo.

Que a lo lejos,
al final de la ruta,
el sol está todavía limpio,
no terminó de iluminar
y pervive con ganas de alumbrarnos en nuestro caminar hacia alguna parte.

Katagena sigue todavía en pie,
como una palabra que lo explica todo,
como una melodía constante que silbo cuando voy directo hacia mi propia tumba.

Espera.

Todavía quedan sueños al final del sendero.

                          * * *

* * *

* * *                     

Los punteos de guitarra se entremezclan con el piano,
y la percusión
en suave y tierno baile de amor,
juega a componer una pequeña canción.

No sé muy bien en qué punto estamos,
pero estamos aquí
y ahora,
y no tendría sentido detenerse y no seguir,
al menos no mientras no hayan muerto del todo las esperanzas.

Alza la mirada,
Katagena todavía sigue en pie
y el horizonte se pierde
entre la delgada línea que separa las fantasías de los sueños,
por lo menos ahora,
aunque sea por un rato
sabemos que es lo que queremos.

Volamos

que ahora mismo el mundo es nuestro y el destino está en nuestras manos.

                             * * *

* * *

* * *                      
Entre la luz
de la oscuridad
yo te vi,
y aprendí
a seguir bailando
mientras aún tengamos las poesías (o las fuerzas)
para sonreír.

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