Es la primera semana del curso en Coruña, pero hoy es el primer día que no estás para llevarme de la mano por la vida.
No estás para despertarme con tus bostezos y sonrisas, tus buenos días, con tus abrazos mientras te estiras. No estás, tampoco, para darme las buenas noches entre cosquillas, entre vídeos interminables de youtube, entre jornadas que parecen construir vías que recorrer juntos.
No estás. Hoy, no estás.
Y a mí me vuelves a faltar como me faltas siempre cuando percibo tu olor en cada uno de los rincones de esta habitación.
No estás, y a mi no me queda otra que perderme por mi blog, para respirar cada una de las poesías que te he escrito cuando viniste a Coruña y luego te volviste a ir, en cada uno de los versos que dejan entrever que echo más de menos tus besos que el propio aire que respiro.
Y no estás tan lejos como hace un año,
pero a mí,
esos kilómetros que nos separan me siguen pareciendo una inmensidad.
Hoy es el primer día, de esta primera semana en que vuelvo a estar solo en este ático,
y el silencio
es mayor que nunca,
así que simplemente me queda escribirte,
evocarte
e intentar rescatarte con cada una de mis cutres rimas:
A ver si así te echo un poquito menos de menos,
porque en falta te echo cada vez más y más.
* * *
No estás.
Hoy no estás.
Y lo único que me queda es tu recuerdo
entre el humo que te fumabas al verme volar.
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