Ya no quiero que me hagas más heridas.
He superado la última herida, creo, no lo sé, no estoy seguro. Solo sé realmente que hoy por fin me he atrevido a mirar hacia adelante y he buscado en el horizonte algunas de las respuestas que no lograba encontrar.
Puedo sobrevivir sin ti.
Puedo sobrevivir perfectamente sin ti.
Ahora lo sé.
Lo he comprobado.
Ha sido en ese momento
al sentir la liberación que siento ahora mismo
cuando por primera vez,
después de mucho tiempo,
me he creído realmente que tengo derecho a ser feliz.
Lo sabía,
antes lo sabía,
pero no me atrevía a creerlo realmente
por miedo.
Siempre el miedo.
Siempre ese miedo que me atenazaba.
Y hoy,
por fin,
decidí dar el paso,
saltar al vacío
admirando con los ojos bien abiertos la caída,
sonriendo,
disfrutándola hasta el último instante,
riéndome al saberme libre,
y cuando estaba a punto de tocar el suelo
me he permitido abrir mis alas
y volar
y ha sido lo más valiente que he hecho por mí
en muchos
muchos
años.
Y es que ahora lo sé,
ya no quiero más heridas,
solo atreverme a vivir,
permitirme ser feliz
y mirar el horizonte
y lanzarme,
lo he dicho,
lanzarme
hacia adelante
con toda mi luz
a volar
en plena y absoluta libertad.
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