sábado, 5 de febrero de 2022

Una idea constante en mi cabeza

Necesito volver a Nantes.


Así, con esta contundencia comienza esta especie de texto-poema, porque dicho sea de paso, no sé bien qué será, es lo que tiene escribir sin pensar, solo dejándose llevar, que es la poesía quien me busca a mí, no yo a ella. Y ella, por arte de magia, de inspiración, de suerte... decidirá aparecer frente a mí y mostrarme toda su esencia, todo su ser.

Y me sentiré afortunado si eso sucede.



Necesito volver a Nantes.


Cuando estoy triste, perdido, desorientado o simplemente necesito tiempo para mí mismo y para encontrarme, siento una imperiosa necesidad de regresar a Nantes. De perderme por sus calles, de sonreír con su luz, de bañarme por su cálido atardecer, de desnortarme por el norte que perdí y solo quiero encontrar de nuevo una y otra vez.


Una vez escribí, la primera vez que estuve en Nantes: 
Nantes es una ciudad anacrónica y perdida en su propia existencia, como una historia desmemoriada que no sabe dónde ubicarse.
Creo que fue una primera descripción muy acertada. Creo, en realidad, que es la descripción más acertada que podría hacer de esa ciudad.
Un lugar donde el tiempo no pasa, donde vaya cuando vaya siempre encuentro hogar, donde la historia mira hacia adelante y donde mira hacia atrás, como una memoria confusa que solo busca encontrar su lugar. Sin saber bien dónde ubicarse. 

Dónde las historias que nunca sucedieron
se pueden soñar,
dónde las historias que realmente sucedieron
se pueden cambiar,
dónde sea lo que sea que suceda
se puede intentar afrontar.

Y allí,
en esa ciudad de luz,
poesía,
tiempo
y siluetas,
es dónde yo trato de pasearme,
viajarme a mí mismo,
para encontrar preguntas
a tantas respuestas,
para encontrar respuestas
a tantas preguntas.

Dónde reflexionar,
a fin de cuentas.

Solo.

O con ella.

Con la ciudad.

Con la constante presencia de Clementine
y su sonrisa de refugio y paz.

Con su más sincera,
tierna
y pura
amistad.




Necesito volver a Nantes.


Para vivir,
para soñar,
para construir,
para echar la vista atrás.



Necesito volver a Nantes.


Para volver a ser
esa persona que llegué un día a ser,
esa persona que quería guiar,
que quería ser modelo,
referente, ejemplo;
para volver a ser
esa persona
que iluminaba sueños,
sonrisas,
senderos.

Alguien
a quien los demás querían llegar a alcanzar
para perseguir los caminos que siempre quisieron.



Necesito volver a Nantes.


Para ser luz,
para volver a ser luz
y para bañarme por su luz,
e iluminarme por Clem y su luz,
para ser yo,
simplemente yo,
disfrutando de yo
y de mí mismo, y de los demás, y de la vida, y de la amistad.



Necesito volver a Nantes.


Para encontrarme,
en libertad,
una vez más.

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