Nos replanteamos todo,
hasta el fondo mismo de la existencia,
tratamos de huir, de quedarnos;
de destruirnos, de cuidarnos;
de forjarnos con esmero,
de fluir sin dañarnos;
de pasar de medio lado,
de echar a correr y luego quedarnos.
Nos replanteamos todo
con tal de no sufrir,
sufrimos
al cuestionarnos,
al examinarnos,
al mirarnos con lupa
y descubrirnos vulnerables,
frágiles,
rotos,
deshumanizados.
Tratamos de derribar todos los muros,
pero por el camino
no logramos construir nada nuevo.
Y así estamos...
Viviendo entre lágrimas,
heridas,
y semáforos en rojo
que nos dicen
no sigas,
no sigas,
te vas a hacer daño,
y nosotros
sin mirar,
con los ojos cerrados,
cruzamos.
Y así estamos...
Sin saber bien a dónde vamos.
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