me lanzo al infierno,
sucumbiendo al tiempo incierto
de este interregno eterno
que no quiere nombrar seguimiento
de mi suerte ni mi lealtad,
¿quién me iba a gritar?
¿Quién me intentaría explicar
que todavía quedan ganas
por ser solo uno más?
Siento en mi pecho
estas letras a modo de testamento,
Elvirus sonando en los altavoces de mi desvelo,
y yo que no sé bien por qué todo sería
una especie de ruina sin prisas
que se agotan sobre mi vida.
Pienso en todo lo perdido
y en todo lo que esperaba...
y me llevan estas melodías
a un embalse lejos del mar,
a la sombra de las estrellas
pensando en mis amigas,
en las sonrisas que bajo los robles vivía.
Y como una cortinilla
de cine,
de amago de poesía,
salto de un recuerdo a otro
y me encuentro a las tantas de la mañana
quitándonos el frío en los Cárpatos
cuidándonos de los otros,
salvándonos a nosotros,
descubriendo lo que decían nuestros sueños
de aprender de nuevo a volar,
y en las ruinas de este imperio de palabras
todavía queda la Romania
que no se lleva el tiempo
que sobrevivía a las prisas
de vivir más allá de las risas,
de vivir más allá de la vida.
Solo querría...
solo querría volver a recorrerme entero
y encontrarme en esta batalla
entre tumbas y lápidas
de cementerios que cuelgan sobre el mar,
¿quién me vendría hoy a buscar?
¿quién vendría...?
¿quién vendría a llevarme a visitar la ciudad maldita,
de polvo,
de cenizas,
de sonrisas y pipas a orillas del rompeolas
y es que contigo yo nunca estaré sola,
y es que contigo -tú lo sabes y yo lo sé- nunca estaré sola.
Piérdeme en Sants el tiempo,
que quiero vivir en todos tus espejos,
que quiero ser eterno hasta el fin de los sueños.
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