Los campos reverdecen como sonrisas frescas
y el mar reluciente destellea la tarde.
Somos artistas jugando a ser aire,
acaríciame el rostro ahora que no nos ve nadie.
El sol acurruca nuestra piel,
es la hora, ha llegado, el infinito tiempo del cálido descanso del placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario