jueves, 1 de junio de 2023

Diarios de un voluntariado #12: 2 años después, el voluntariado en las retinas de mi memoria

Hace 2 años estuve en Francia, más concretamente en el departamento de Sarthe, en el centro-noroeste de Francia. Allí, durante un año, hice un voluntariado europeo. Si queréis saber más tengo algunos posts hablando sobre ello. La cuestión es que durante todo ese año recorrí miles de kilómetros de Francia: pueblos, ciudades, aldeas, grandes urbes... todo me servía, a mi paso Francia se iba abriendo, como una aventura constante que descubrir, como un viaje eterno que parecía no tener fin.

Fue sin lugar a dudas una de las mejores experiencias de mi vida. Ese año me permitió explorarme y explorar, conocer y conocerme. Fue impresionante y sin duda lo recomendaría a todo el mundo que quiera salirse de esta noria vital que parece no tener fin y al que llamamos cotidianidad. Hay formas de escapar de estas dinámicas sociales, yo os lo aseguro, solo hay que atreverse a afrontar lo desconocido sin miedo a dejar atrás.

Lo que nos trae hoy aquí es en Instagram hoy me saltaron en los recuerdos una serie de publicaciones en las stories que había hecho hace 2 años. Era un proyecto de la Maison de l´Europe sobre nosotros, los voluntarios de ese año, y debíamos tratar de resumir en algunas frases y fotos lo que ese año había supuesto para nosotros.

Al ver esas stories, las memorias se dispararon y una sucesión de vivencias e imágenes se abrieron y desfilaron ante mí como si de un film de fotogramas se tratase.

Quizás el viaje sea eso, atreverse a vivir el instante, sea en el presente o sea ahora recordando el pasado.


Quería por eso compartir con vosotros estos recuerdos, para así construir un mosaico de ese año ante quien lee mi día a día:


Si describieses este país [Francia] a alguien que nunca lo ha visitado ¿qué le dirías?

Es un país en el que podéis encontrar cultura en todos los rincones: en los pueblos más pequeños y en las ciudades más grandes, todos los lugares tienen algo que mostrar y descubrir a quienes los visitan. Es misión del viajero encontrar estos tesoros.


Si yo tuviese que retener en mi memoria solo una cosa de este año sería...

Serían los viajes: todas las imágenes que vienen a mi alma cuando pienso en todos los viajes que he hecho a lo largo del año.

Y es que durante estos meses, a pesar del Covid, he tenido la suerte y la oportunidad de viajar constantemente y de descubrir decenas de lugares de Francia. He explorado la campiña Sarthoise y he caminado por sus valles y pueblos. He cogido trenes, buses y coches y he visitado ciudades y museos. He descubierto la costa normanda y he admirado sus acantilados. He descubierto Paso de Calais, los bunkers de Dunkerque y he seguido las huellas de las trincheras por el valle del Somme. He caminado a lo largo de playas, recogido piedras y tocado el mar en cada lugar.

He admirado catedrales en Bretaña y en el Alto Loira, en las montañas, los campos y el sur de Francia. He recorrido miles de kilómetros en coche y he atravesado la Provenza, los Alpes, la Auvernia... He visto el sol amanecer sobre los tejados de la Borgoña y he sorprendido al atardecer cuando descansaba plácidamente sobre las islas a lo largo de la costa. He soñado con el horizonte del Atlántico y he mojado los pies en el Mediterráneo.

He viajado, he volado, he escuchado música, escrito y dibujado en el mapa todos los destinos que tenía previstos. Y a pesar de todo, todavía me quedan millones de lugares inexplorados que intentar atrapar en instantes robados al tiempo.

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