lunes, 6 de mayo de 2019

Tanta luz que no me cabe en el pecho

Te busco en cada poema, en cada texto, en cada verso,
en las noches sin luna y en los días de lluvia,
en los soles del espejo y en las estrellas que brillan en el cielo,
te busco
cerca, lejos, en sueños y despierto,
en los rincones de los cuentos, en las paredes de los azulejos,
en las playas y en los bosques de cerezos.

Tumbado en cama miro al techo,
me parece entrever tu reflejo
filtrándose con los últimos rayos de la tarde a través del balcón
como una canción
que me susurra tenuemente tu voz,
dándome calor cuando te escribo con el corazón.

Recostado sobre mis brazos
sonrío tratando de mantener ardiendo los retazos
que se acumulan en los recuerdos de los días pasados,
tu risa de mar y tu mirada de poesía,
tus dedos de paz y tus caricias de libertad amarilla,
qué harás mientras pienso en ti?
Estarás haciendo lo mismo allí?
Estarás colgando de una foto feliz?

Tumbado en cama te escribo en el teclado
haciendo magia
como tus labios soplando alas a mi espalda,
como tu vida en una cascada de palabras que me acarician.

Te busco en cada nube, en cada pájaro, en cada brizna de hierba,
en el tenue olor de la primavera,
en el verano que se despereza,
en el otoño del horizonte que derrite el invierno,
en cada verso, en cada beso, en cada trece de suerte que brindamos poesía por nosotros.

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