Allá tras la ventana
se alza la bruma de la noche
de los castillos flotantes de sueños
que semejan inalcanzables a cien metros sobre el suelo,
y en la frente de la melancolía
la compañía bella
deambula por el camino que abre la niebla
podríamos tratar de atrapar la luna
y los poetas siempre creen ir más allá
pero solo pueden jugar a modelar la realidad,
la mesa de placer se ha abierto en mil pedazos
y los retazos de los espejos
nos reflejan caballeros sin cabeza
la eternidad solo nos hace gritar
cada vez más alto
como si Dios pudiera escucharnos
en su tétrico baile de sombras
títeres sin cuerdas que aciertan a fallar
dados sin final
trucados con infinitos resultados sin importar
sus seis lados
cuidado con tropezar cuesta abajo
solo hay tierra para los muertos
y el resto tendremos que seguir caminando
hasta que ya no haya gritos entre la eternidad
hasta que ya no haya bruma tras la que intentar ver
el castillo construido sobre la luna
solo es un sutil poema intentando ser más de lo que pudo llegar a soñar,
y sobre la luna por favor
llévame a gritar un poco más,
como si todos los sueños tuvieran salida
para esta triste partida
de dados trucados
de mazos de cartas con comodines olvidados
de ristras de cenizas revoloteando por todo lo alto
hasta posarse en nuestras pestañas de azufre
y la noche se sacude el frío
y la mirada vidriada
supura palabras sin anestesia ni calma
y ya no hay pausa
para las nubes que surcan el cielo
sobrepasando todos los sueños
levitando a más altura del suelo de la que pudimos aspirar
y sin cesar no hay final
para esta carta sin destinatario
la tabla se abre en mil esquinas sin cuidado
como una figura de papel
que revolotea sin lograr ver
dónde podrá deslizarse para caer
sin entrever
que ya no habrá tez
que refleje la luna perdida
entre los jardines prohibidos
sin acertar a soplar retales del pasado
los caballeros sin cabeza
blanden sus espadas, sus miedos y sus incertezas,
jugando a los equilibristas
por un trozo de parcela
entre la niebla
del castillo de la bruma,
la luna se esconde desnuda
como un poema que supura
poetas de altura
saetas de estrellas que se fugan
sortilegios caídos de arena,
tiempo que gira y se desliza
en los relojes sin cuerda,
recuerda que la cosecha espera
y mientras
en el castillo de la niebla
los poetas aullan a la luna
tratando de confundir a los sueños con sus propias letras
ya no queda guerra
para lograr la paz que inunda y anega
todas las lágrimas de las miradas de poemas
de los caballeros sin cabeza
que sueñan con morir en el castillo de la niebla
cubierta por la bruma de la luna nueva.
me ha encantado, escribes genial y transmites mucho
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