Entre cumbres que desaparecen en las alturas, la vista se pierde en la desolación del paisaje. Escarpados riscos indomables se conjugan con las nubes y nieblas. La soledad del mundo te saluda en todo su esplendor y es inevitable sentirse en un cuadro entre un mar de nubes, como el único individuo sobre la faz de la tierra.
Podría tratar de dibujar el panorama, pero como un verso salvaje las palabras se escapan
sin dueño
ni intención de vivir
más allá de su infinita libertad.
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