martes, 23 de febrero de 2021

Lo que nunca muere, crece fuerte (A la sombra de los robles os espero II)

Escribo tratando de atesorar el pasado
reconstruir los tiempos que ya se han marchado
que ya no tendremos y solo podremos recordarnos,
encontrarnos, soñarnos, querernos y amistarnos
entre los días que han pasado de antaño,
llorando con las sonrisas en los labios
riendo con las lágrimas en la mirada,
vida en el alma,
libertad en el horizonte y la noche estrellada
buscando fugaces constelaciones sin palabras,
luciérnagas que nos atrapan
como si no pasase nada
como si el tiempo fuese eterno para nuestra calma,
cuidándonos las ilusiones y esperanzas,
iluminando la risa, la prisa, las ganas
de comernos todo en el día a día,
querernos,
porque la amistad es revolucionaria
y solo así podremos sabernos eternos,
certeros, sinceros,
aciertos de tenernos
sabiéndonos un instante que siempre tendremos
cuando echemos atrás la mirada
y nos leamos las memorias y los recuerdos
para atesorar todo lo que tuvimos y tenemos,
solo sernos, solo tenernos,
solo saber que siempre estaremos
donde el atardecer arde en el cielo
y las bellotas cobijen nuestros miedos.

Por eso,
por todo eso, escribo
por tratar de brindar por nuestra amistad
en la soledad de la tierra atlántica.

Mientras tanto os esperaré
siempre
bajo la sombra de los robles
que un día nos acogieron.

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