soñamos revoluciones que ya han desaparecido,
no temamos al futuro
todavía está por llegar
teme al olvido
de todas las cenizas que nunca logramos alcanzar.
De aquellos polvos
estos lodos
y tanta desmemoria
pretendiendo seguir vivo.
Solo puedo acertar el camino
cuando tengo entre las manos
una ristra de versos
listos para dispararse,
y no temo a la muerte
temo al dolor, al olvido, al vacío,
a quedarme solo y seguir solo
porque solo
solo
solo
tengo soledad encharcada en el pecho
cuando miro al frente de una desangelada ventana
que en medio de la noche se funde con la madrugada.
Llego a los milagros
volando entre los cielos
que ya se han caído
como acantilados y precipicios
cañones de tiempo
que se anclan sin aliento
por susurros entre las estrellas
bajo el latido de este mundo
que ya no nos quiere mudos,
mancos,
tullidos,
desnutridos
en un sistema roto
que nos quiere rotos
por sabernos rotos
por sobrevivirnos
por sobrevivirnos
por sobrevivirnos aprendimos a vivirnos
y ya no hay nada más allá...
De aquellos templos caídos
que se olvidaron de soñar.
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