Reflexionarnos nos lleva a veces a vernos externamente como meros reflejos de lo que somos,
pedazos tras el cristal,
fractales
interminables
que no tienen final.
Me pierdo en este juego de espejos,
buscando algo que no encuentro,
creyendo
que tengo
los medios para obtenerlo.
Tropiezo con las respuestas
cuando me habla el silencio,
y los lamentos de otros tiempos
se cuelan como susurros en el viento.
No sabría explicar que hacemos
en medio de este juego
de reflejos,
pero solo soy
lo que nunca seremos.
Reflexionarnos
nos lleva a rompernos.
Solo al final
podremos construirnos de nuevo.
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