jueves, 16 de junio de 2016

Con permiso, sin perdón

En noches de soledad me dedico a leer a Escandar y escuchar melodías que van circulando por la lista de reproducción de youtube. Puede sonar raro lo de no usar Spotify, es que voy por temporadas y últimamente me da por perderme por youtube, mientras circulo de blog en blog y de artículo de política en artículo sobre la vida.

Y aquí estoy hoy, abriendo los brazos a Escandar mientras de fondo suenan esas notas de country tan de Trampled by Turtles. Leo y pienso, pienso y leo; y entre pensamiento y pensamiento vuelan por mi mente las imágenes que el poeta Aleatorio evoca con sus amigos, sus movidas y sus problemas; siempre con un porro en la mano. Pienso en ello y siento envidia, imaginándome a mí mismo por Malasaña, y con Frontela al lado, con una cerveza en la mano, convenciéndome de que hasta el mayor error tiene solución; y yo, bebo un sorbo, la poso con cuidado y murmuro un "no sé yo" mientras miro el vaso.

En noches de soledad intento lamerme las heridas, pero de estas no sale sangre, sino solo un veneno espeso y negro; "me lo merezco" pienso, mientras muerdo mis brazos y me lo trago sin miedo. Quizás podrido y muerto por fin dejo de hacer daño a quien quiero.

De fondo siguen sonando los mismos acordes, pero como el Principito al final del cuento, yo ya estoy muy lejos.

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