Se escapa la luz entre rincones de magia
y el mundo atesora instantes con la fuerza de revivir el tiempo entre los dedos.
Me siento tranquilo y descansado, reencontrándome a mí mismo en un mundo en el que es muy fácil perderse. A veces, por un pequeño momento, creo volver a ser el que era, volver a sonreír sin pedir perdón, volver a sentirme libre y bien con mi propio ser. No dura eternamente, pero estos días ocurren con más frecuencia que menos. Y eso creo que por ahora es bastante.
No siempre he sabido donde está el camino correcto. Y no siempre lo he tomado. Pero de aquí a una parte creo que voy con cuidado y paso diestro por donde debo. Y todo parece ir bien por ahora, espero que siga así durante muchos kilómetros. Me siento bien como va discurriendo todo.
He tenido miedo a muchas cosas, al presente, al pasado, al futuro; pero como que últimamente he aprendido a convivir con el tiempo sin sentirme culpable por perderlo, por atraparlo, por intentar jugar con él, a pesar de que siempre he estado subyugado por su presencia. Y desde que no me siento culpable, no van las cosas tan mal.
Diría que incluso van bien.
Por lo menos bastante bien. Más bien que lo mal que han ido últimamente.
Espero que todo siga así.
Mientras tanto intento convivir conmigo mismo y volver a respirar en paz. Sin esa presión en el pecho que se había hecho tan habitual y me impedía sentirme mínimamente libre. Ahora respiro y sueño. Y eso es mucho. Mucho más que a lo que estaba acostumbrado.
Solo deseo que todo siga así por mucho tiempo.
Me vuelvo a sentir como hace años. Más joven. Y es bonito.
La luz se esconde por los rincones de la magia
y el mundo atesora instantes iriscentes con la fuerza del revivir del tiempo entre los dedos,
y la realidad se ha vuelto más real,
más sencilla,
más bonita,
más fácil de atesorar,
como pequeños tesoros con los que soñar.
Creo que hay mucho sendero por delante para caminar en paz y libertad.
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