Cae fuera la lluvia constante, sin fin, día tras día, sin llegar a atisbar apenas unos pocos rayos de sol. Yo, frente al teclado, escribo. Sin ninguna finalidad, la verdad, simplemente sacar a pasear un poco las palabras en este día de lluvia tan inconsistente. Inconsistente porque estoy bien, o normal, al menos, no siento malestar, tampoco alegría, simplemente calma. Una calma que no se corresponde con el día de lluvia del exterior. Mi estado anímico pide sol. Sería un tranquilo día de sol en el que leer tumbado en cama mientras sus caricias de luz bañan mi rostro, tranquilamente, sin grandes sobresaltos. Pero llueve, así que tendré que conformarme y hacer lo mismo, pero sin sol. Porque fuera cae la lluvia, constante, sin fin.
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