en mi cama,
estás lejos
y no puedo dormir.
Me levanto y cojo un abrigo
- siempre me advirtió mi madre
de los peligros de los catarros,
las gripes y pulmonías;
por este orden y cada día -
cojo las llaves y salgo a la calle
hace frío,
es martes y Madrid está desierto.
Los pies me llevan por bulevares sin tráfico,
sin coches
y acabo
entrando
en un bar,
no es feo, non es ostentoso,
no destaca,
ni saldrá en fotos de facebook con amigos.
Es la clase de bar al que va quien no logra conciliar el sueño.
Pido una cerveza y me siento,
miro a la gente
y pronto el camarero me sirve
y le pregunto por el baño,
voy y me miro al espejo,
la soledad me demacra
y resignado
me lavo la cara
y pienso:
¿Quizás debería volver a casa?
Las gotas resbalan por mi rostro
y me voy.
Nadie dijo que mi vida fuese interesante.
Teníais demasiadas expectativas en este poeta
y ya bastante tiene con su vida
como para preocuparse por otros.
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