viernes, 20 de octubre de 2017

En esta realidad que desborda la ficción. tengo un caja llena de versos

"Sin aventuras no hay poesía."
Día Sexto


Somos las horas compartidas en una mano de cartas,
los instantes escondidos entre cientos de bersos perdidos,
vesos al abrigo de una tarde de otoño,
sentimientos en el pecho,
palabras que forjan imperios
de sensaciones de recuerdos,
de sonrisas que hacemos nuestras,
de nuestras huellas en las aceras
de todas las calles que recorrimos sin darnos cuenta,
las ciudades en las que aunque llueva
logramos almacenar el calor,
somos dos
en un baile de corazón,
rimas en un compás en clave menor,
memorias que construyen amor,
poemas sin dueño que nos hacen volar cada día más lejos,
somos los sueños que dibujamos entre leyendas y cuentos.

Me descorcho y brindo por las fronteras
caídas en nuestras ideas,
eres la estrella que destella entre todas las bellas corcheas
que nos funden entre las estelas
que marcan nuestro viaje de ida sin vuelta,
un luchar constante hacia el horizonte que se baña entre océanos de playas eternas.

Recito como si ahí afuera aún quedase tierra
en la que contener todo lo que escribo por tus piernas,
todas las fantasías que esbocé entre las noches inciertas
en las que no tenía tus labios para quitarme el frío
y ahora te susurro al oído
que tienes todas las letras que llevo a cuestas conmigo,
todos los abrazos,
todos los ríos de felicidad,
todas las horas de sonrisas,
todas las caricias,
todos los momentos que nos confundimos entre sábanas y cariños.

Arrullo pinturas y obras de arte,
recorro todos los parques, las montañas y los valles
tratando de encontrarte,
de lograr enamorarte con mis pobres métodos,
con mis versos, con mis miedos, con mis sueños y recuerdos,
con todas las formas que tengo de regalarte mi tiempo.

Tiempo,
regalarte mi pecho,
mi corazón
y mis senderos,
mis caminos con los que recorrer este mundo que es nuestro,
dame la mano si no tienes miedo a saltar al vacío,
que le jodan al destino
que siendo nosotros mismos no hay nada que pueda conmigo,
contigo,
conciertos eternos en los que recomponernos.

Saltemos y lancémonos,
que todas las batallas son pocas si estás cubriéndome la espalda,
no hay palabras
cuando somos canciones que brotan a borbotones entre las llameantes llamas de nuestras almas.

Y tengo todavía demasiado para escribirte
como para que quepa en unas pocas líneas.

Y recuerda
si ves a Wagner dile que le extraño mucho
pero mientras tanto sueña
porque el futuro es y será siempre nuestro.


Tengo una caja llena de versos que recitarte en esta realidad que desborda la ficción.

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