domingo, 29 de octubre de 2017

Generación rota

Somos la generación que nació tras la caída del muro,
la que sufre la soledad de este mundo,
el frío de este sistema tosco y sucio,
el rostro del terror en una nebulosa escala de claroscuros.

¿Qué está bien
y qué es un triste paso atrás en los ideales por los que lucho?

¿Qué es moral
en una izquierda inundada por la falta de valores de la postmodernidad?

Somos la generación que creció en una burbuja de efigies
dónde todos se hacían ricos y todo era beneficios,
dónde protestar era un sinsentido
pues el espejismo de paz social estaba en el neoliberalismo.

¿Dónde fallamos
en un triste descenso de ideales?

¿Dónde nos equivocamos
para arrastrar ahora todos estos lodazales?

Somos la generación que maduró en una crisis estructural,
una cólera liberal que arrasa con toda justicia e igualdad,
que devora derechos y vomita precariedad,
pues construye alienación ante la falta de respuesta popular.

¿Cómo ponernos de acuerdo
cuando solo perdimos el tiempo en una disputa de eslóganes y emblemas?

¿Cómo delinear una hoja de ruta
cuando el siguiente paso se deshace como la arena en un desierto de ilusiones absurdas?


Somos la generación a la que le toca mover ficha,
organizarse, formarse y autoidentificarse como solo una;
dibujarse a sí misma como un ente al que nada le asusta,
una sonrisa ante la soledad inherente que todo lo enturbia.

Somos la generación rota,
la triste, la nihilista, la superficial y la sola,
la que todos tachan de vaga, malcriada y rencorosa;
pero recordad,
que si somos eso es por qué mirastéis hacia otro lado mientras la derecha todo lo trasforma.

Y ahora,
es a nosotros,
a la generación rota;
la que resiste,
la que sueña,
la que persiste;
a la que le urge redimirse de las derrotas.

Porque somos la generación rota
y vamos a poner el mundo patas arriba,

desde abajo, 
con el puño alzado, 
y ondeando la bandera roja.

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