martes, 17 de octubre de 2017

Bajo el traqueteo de la vida

"Lo intento y me hundo
pues quise cambiar el mundo y solo conseguí ojeras."
Melow


Vueltas y vueltas,
caídas hojas de niebla entre cunetas,
yermas tierras herederas,
termas que incineran las ideas,
las palabras,
las estelas,
las aceras de esta ciudad se pierden entre esperas,
y qué quieres qué haga
si nadie se da cuenta
de que no resisto una nueva afrenta,
que no puedo lograr mantener la mente despierta,
que me derrumbo entre tantas decisiones inciertas.

Soy lo que fui
y fui lo que seré,
un bucle constante con el que entrever
que no hay rumbo que no marque,
como los pasos que determiné al lanzarme
entre valles sin aire.

Me ahogo como un loco
y me miro a los ojos
y solo veo pozos de negra oscuridad,
cerrojos con los que acallar la forja de la voluntad,
tirarme al vacío para no presenciar
mi desesperada parada sin vallas de seguridad.
Gloria eterna a la soledad.

Sílabas silabeantes que hilvanan palabras calladas sin lograr controlarlas.
Sonadas caladas de vanguardias con las que sudar.
Espaldas flageladas por ansiadas memorias de libertad.
Apunta y dispara que ya no queda otra cosa que la tristeza por la que luchar.

No sé qué aguardar
pero solo espero que la suerte se amontone
entre los borbotones de sangre que manchan mis botones,
colores de honores
que recomponen
todos los dientes que corroen
los dados que corren,
mientras el destino entre los rincones se esconde.

Son las espadas
las que determinan las parrafadas,
pero son las sensaciones
las que construyen sentimientos en canciones. 
Vivir, asentir, sonreír, llorar y resistir.

Solo así habrá alguna razón para seguir.

Morir.

Aquí.

Yo solo junto a mí.

Final.

Infeliz.

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