Creo que hay pocos actos tan bonitos como compartir un pedazo de uno mismo con los demás.
Mostrarse, como una mirada en la que perderse, ante desconocidos y dejarles volar de tu mano, mientras los guías por tus escritos.
Emocionar con una palabra, sorprender con un giro argumental, sonreír con la risa fértil y llorar con las entrañas derramadas.
Hay pocos gritos de rebeldía como abrirse las venas y bañar con tu sangre todos los versos que tienes para donar.
Brindar, con la entereza del arte, y reanimar el brillo del alma con la mágica destreza de pintar atardeceres con una suave paleta de rimas y besos.
Erizar la piel con un secreto susurrado, remover el corazón con una caricia en los labios, maravillar con un quiebro poético y enamorar con una llave directa al interior del poeta.
No hay muchas cosas que valgan la pena en este mundo de desastres continuos y decepciones constantes,
pero si existe algo que nos salve,
eso,
lo digo sin miedo y a pecho descubierto,
es la poesía.
<3
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