domingo, 31 de diciembre de 2017

Que mosaico que es nuestro deseo de explorar

Me encanta cuando arqueas tu espalda
retorciéndote de placer,
cuando plantas cara en esta batalla
y me rompes del derecho y revés.

Me confunden la mente las curvas de tu piel,
me precipito al vacío de tu espalda
mientras agonizo mi pecho al beber
el pálpito intermitente de tu ser sobre mi alma.

Me suicido con la tempestad de tu cama
rozándome la valentía sin saber
si la elección correcta es arriba y con ganas
o abajo, cálido e inconfundible Edén.

Me aturden las fantasías de tu sed,
la noche se ha hecho poesía de calma
y rápida y furibunda marejada de satisfacer
los mordiscos habidos y por haber sobre mi almohada.


Me nubla la lucha por huir o vencer
el miedo a mis sentidos o la adicción a tus gemidos,
al constante resistir a salir o entrar
sin saber si vienes, voy o vas.

Pero si vas, voy o vengo
solo lo sabré si esta madrugada te tengo,
y yo seré tuyo,
y el fuego será nuestro,
y la hora de la eternidad será inmortal sobre el atardecer de mis sueños
cuando me pierda para siempre entre tus besos.

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