Las miradas arrastran paletas de azul tristeza
y las aceras se encharcan de la melancolía por esa vida no vivida que nunca llegará.
Dónde estaremos.
Dónde estarán.
Las oportunidades que se escapan en este eterno caminar.
Tropiezo continuamente con mis sueños,
tanto
que ya he aprendido a dejarlos de lado.
¿Abandonada la esperanza qué nos queda?
Seguir por no acabar con todo.
Resistir por no sucumbir al suicidio.
Aguantar
porque nos han prometido que todo mejorará.
A pesar de que todos sabemos que es mentira.
Siento la desidia de un futuro que no existe,
un pasado que desgarra,
y un presente que esnifa lágrimas de lluvia porque es lo único que me queda.
Eso,
y la poesía directamente en vena.
A ver si su lento galopar logra despertarme por dentro
y por fuera.
Los versos se rindieron antes de tiempo...
El reloj se ha detenido...
Y la existencia quedó en stadby...
Ya arrasará todo la marea.
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