mientras la mirada se apaga
sin saber a dónde va la esperanza,
la llama,
la palabra,
las ganas de seguir a dónde ya no queda nada.
Somos almas sin rumbo ni camino.
Solo cruel salto al vacío.
Al olvido.
Al recuerdo de todo lo que una vez fuimos
mientras quedasen gritos que desgarran
el silencio de todas las cocinas.
Se avecinan tiempos convulsos sin nada,
sin ti,
pero creo que nos enseñaste cómo seguir:
Ser siempre feliz con poca cosa.
Sonreír como un ronroneo por las mañanas.
Como todo
es distinto desde que me faltas.
Amores de cobayas.
En la memoria
hasta que la muerte venga a rescatar el brillo perdido en mi mirada.
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