El Tajo murmullea al son de las pequeñas ondas,
las estelas marinas danzan en sus aguas
y a lo lejos, el 25 de Abril se alza majestuoso
destellando reflejos rojos,
el cielo juguetea con el Padrao
y el sol baña el ambiente.
Portugal, valiente,
se adueña de todo el horizonte
y la vista alcanza hasta el infinito:
Si hubiese más,
más lejos llegaríamos;
queda grabada en una piedra
recordando los viejos escritos.
Un manto azul
arriba y abajo
deslumbra la mirada
con su blanco reflejo,
empedrado cálido,
miradas oteando los descubrimientos.
El Tajo desciende
en un mar de juegos,
la calma le precede,
el resto es un río de sueños.
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