domingo, 7 de abril de 2019

Ese manto insondable que lo refresca todo como una tierna caricia que se sabe querida

Llueve al otro lado de la ventana
mientras las palabras
corren calle abajo
por las aceras empedradas.

El frío inunda todo,
y la oscuridad se arremolina en el entorno.

La noche se abre paso,
y la luz se esconde en los rincones remotos.

Golpean las gotas el vidrio y el balcón
quedan pausas intermitentes de silencio
y monótono diapasón
constante como si hablase la soledad desde lejos.

El cielo se disuelve
y la tormenta barre el paisaje.

Queda un baile de sombras
en este tétrico temporal azorado desde el mar bravo.

Llueve al otro lado de la ventana
y calle abajo quedan las palabras
que no han lavado de nuestros rostros
la fría lluvia que cae ante nosotros.

Llorando fantasmas de ausencias.

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