miércoles, 11 de diciembre de 2019

Mil millas en el retrovisor del destino

Tranquilo
y cuanto más acelera ahí afuera más largo parece el camino
hasta que la vida que nos espera nos de por perdidos.
Sharif


Esquivo con la sorpresa de un coche en marcha
pisa a fondo no sea que nos pille la parca
ya no hay forma de terminar con esta partida
y de algún modo ha saltado el radar
y podría soñar con lograr alcanzar
y yo, indefenso, me creo intenso
con un cigarrillo en la mano en medio de una noche de verano
perdido
creí saber el camino
y solo logré desorientarme contigo
¿dónde queda todo lo que nos dijimos?

Piso a fondo y haz kilómetros en la mañana
que ya no hay palabras
para tanta mirada calada,
quema carretera y no digas nada
solo mira al frente
y desencuéntrate conmigo,
ay, amigo,
¿dónde está el paraíso que nos construimos?
Amigo,
somos ángeles, de suertes, heridos,
y lejos del andén de este tren
ya no sé bien cómo me tropecé
y vi pasar todo en un instante
como en una película mala de estas de la tarde
sin sueños, pasados ni amigos,
y solo soy una gota de mar
tratando de escapar
de este lugar,
de esta ciudad,
de esta inmensidad,
voy a fuego hacia el huracán
y ya no hay marcha atrás,
solo correr hacia el final
y cuando ya me haya caído
abrir los ojos hasta el instante en que todo termine sin más.

Así sin más.

Pisa el acelerador y olvida el freno,
no hay encuentro que sea eterno,
pero ya no hay tiempo,
amigo, ya no hay tiempo,
cierra los ojos y ábrelos cuando nos pongamos de cero a cien en un segundo certero,
somos odiseos
recorriendo la travesía de nuestras islas
en medio del mar de sábanas del Edén,
y tranquilo,
por mucho que parezca todo un artificio,
yo voy a donde sea con tal de no sentirme perdido.
Pisa a fondo y no mires, amigo,
pisa a fondo y no te arrepientas de lo vivido.

Valió la pena,
ya te digo,
valió la pena
y en medio de esta pena
se asoman sonrisas heridas
de radares que sobrepasan la velocidad de los sueños,
estoy indefenso cuando me miras con ese brillo intenso,
no tengo un plan,
primero actúo y luego ya pienso como salir de este lío,
solo soy un valiente testigo
que quiso jugar a los actores y libros,
creyéndose héroe en medio de este desierto que es abrigo.

Óyeme, amigo,
óyeme esto que te digo,
que me voy hasta el fin del mundo si es contigo,
óyeme te digo,
que por muy perdido que esté no hay salida para este deseo
y como Prometeo robamos el fuego sagrado
hasta las tantas de la mañana
y a tu lado ya no tengo remedio, ni demonios, ni infierno.

Óyeme, amigo,
pisemos a fondo y demos el futuro por perdido,
que ya no hay hogar al que regresar a esta velocidad del encuentro,
puro y denso el viento intenso en la cara,
el pelo en la mirada
y la noche entre esta tempestad que hemos liberado sin haberlo previsto.

Óyeme, amigo,
así de claro te lo digo,
voy a dónde sea:
hasta el puto infierno contigo.

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