sábado, 30 de mayo de 2020

Despedazado

La vida se precipita en un cúmulo de derrotas tras otras, de golpes incesantes, de muertes silenciosas. Todo lo que tienes se perderá con el tiempo, todo lo que has sido hace tiempo que ha desaparecido. Piérdeme en la existencia, lléname de mierda y suicídame. Arráncame los ojos, los brazos y el corazón y luego arrójalos al pozo más profundo que puedas encontrar. No querrás que salga, porque entonces seré yo el que de verdad se suicidará. Y esta vez no será metafóricamente. 

La vida se quema entre cenizas y lágrimas rotas, sangre que se pierde, heridas que supuran. Tristes intentos por mantenerse en pie cuando no queda salida de emergencia. Mi patética capacidad léxica no me permite ir más allá de tan trapaceros párrafos, que no dicen otra cosa que el infinito dolor y rabia que siento ahora mismo, y aún así, son pobres, como yo, como cualquier alma resentida que prefiera seguir con vida antes que morir rápidamente. Ahorrar el vergonzoso espectáculo sería un acto de valentía.

Y yo siempre he sido un cobarde.

Supongo que por eso escribo. Por miedo a vivir. Por miedo a atreverme a hacer cosas. Por miedo. Por miedo a existir.

Tengo una ristra de temores que me asfixian y me impiden respirar. Me ahogo. No hay agua, pero yo me ahogo. Incapaz de coger aire. Incapaz de mantener a flote. Incapaz de estar de pie, cuando solo puedo caer.

No sé por qué seguimos, es tan irónico todo. Seguir, solo por seguir, para seguir llevándonos hostias continuamente. Una tras otra. Sin cesar. Poniendo siempre la otra mejilla. Y dar las gracias educadamente. Siempre con una sonrisa. Porque... ¿Qué hay mejor que desangrarse en vida sonriendo? Como creyéndose uno que le hace un favor al mundo y que alguien se va a percatar de que ha desaparecido.

A nadie le importas. Tenlo claro. Esa es la lección uno.

Esfúmate y cuando puedas suicídate. Esa es la lección dos. Espero poder ponerla en práctica pronto. Ya os avisaré si me ha funcionado. En caso de que así sea lo dejaré por aquí a modo de manual de instrucciones para que podáis ponerlo en práctica vosotros también.

Je. Patético. Simple y llanamente patético.

Y aún así. Me hace sonreír semejante patetismo en forma de vano intento de no ser tan triste en lo que me resta de existencia.

La vida es un cúmulo de derrotas. Cuanto antes lo asumas, mejor te irá.

Me asomaré a la ventana, las vistas son hermosas.

Ya os diré que se ve al otro lado...

Adiós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario