El mundo te llama tras los pasos de vidas que se consumen entre la historia de otros tiempos, y ahí, en esa magia del descubrimiento, reside la esencia del viaje que se aventura hacia donde nunca soñamos con llegar.
El viaje nos transporta hacia nosotros mismos, hacia quienes fuimos, hacia quienes somos, hacia quienes seremos, como una brújula de sueños que te invita a dejarte llevar, descubriéndote como si nunca antes te hubieras mirado al espejo.
La vida se disuelve en certeros instantes de eternidad, saltando de vida en vida, saltando de sueño en sueño, como un viajeros incansable que recorre los desiertos de su propia soledad para llegar a algún rincón en el que erguir sus propias torres del silencio. Ahí, entre las arenas del tiempo, podremos llegar a pensar en reconocernos, como desconocidos inciertos que nos reunimos con las ciudades que siempre nos esperaron. Aguardando. Pacientemente. Dispuestas a revelarnos
una vida de sueños
que alcanzar
para poder caminar
siempre un paso más allá,
rozando con los dedos
la palabra libertad.
Sinceramente, creo que escribes demasiado a menudo para que todo tenga una calidad suficiente.
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