La vida es un laberinto sin más salida que la muerte, por eso el camino consiste en tratar de encontrarse sin perderse demasiado en las tinieblas que habitan en nuestro corazón. Jugar a las luces y sombras
conscientes de que el juego
terminó antes de empezar.
Somos las heridas que habitamos
mientras la libertad aspira a vivir en nuestro corazón.
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