A los 27-28 años decidí darle un giro a mi vida, quizás no fue de golpe, sino gradual, pero en ese tiempo comencé a pensar que quería orientarme a otra cosa; de forma lejana, pero el poso de la reflexión estaba ahí. Viajar se comenzó a convertir todavía más en una obsesión, aunque no sabía todavía qué haría ni cómo lo haría.
Sin embargo durante ese margen de tiempo, poco antes, desde los 26, comencé a descubrir el mundo erasmus y a volver a tener amistades. Nunca me descubrí tanto a mí mismo como en esos años. Tanto en el amor, las amistades, las relaciones... Me descubrí y supe qué quería y qué no. Otra cosa es que haya sabido respetarme a mí mismo y darme lo que necesitaba y quería. Pero ahí lo descubrí.
A los 27 en Francia comencé a saber que quería ser monitor, que quería viajar. A los 28 comencé a trabajar de monitor. Aunque no sería hasta los 30 que me decidí a convertirme en guía y vivir viajando.
Al final la vida son pequeñas decisiones que nos traen hasta donde estamos, sin ser conscientes de que podemos o no lograrlo.
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