Los ritos de iniciación, el paso de la infancia a la edad adulta, los amigos que permanecen por mucho que pase el tiempo, los secretos que nos asfixian y nos estrangulan la garganta. Miradas que nos reflejan quienes fuimos, quienes somos, quienes seremos. Las vidas que creamos sin darnos cuenta al tomar decisiones sin margen de tiempo. Los segundos del reloj, vigilándonos a lo lejos. Intentos sutiles de sabernos eternos cuando desaparezcan nuestros miedos. Solo nos quedan los recuerdos, y el vacío que se respira cuando finalizan los segundos del segundero.
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