Los cambios no requieren de ilusión, requieren de dolor. Por feo que esté decirlo alguien tenía que recordarlo.
Daniel Bernabé
Arrancarse la piel a tiras para seguir pa´lante
a pesar de todo lo vivido
o más bien por todo lo vivido,
mirar a los lados y al frente
pero nunca con excesiva nostalgia el pasado,
puede nublarnos la vista
y es mejor pisar sobre inseguro
que poner los pies sobre el seguro fango del atrás,
puede hundirnos al menor despiste y tirar por la borda todos los sueños construidos.
Los cambios no requieren de ilusión, requieren de dolor;
y soportarlo
una
y otra
y otra vez
haciendo acopio de fuerzas
y cicatrizando las heridas con bálsamos de esperanza.
Escupir sobre el veneno,
abrirse la herida,
desintoxicarla,
y respirar tranquilos,
incluso cabría decir animados
con la certidumbre de que siempre hay una forma con la que lograr salir a flote
para tomar aire
aún en medio de las tempestades.
Los cambios requieren de dolor,
quizás no del todo,
pero suele terminar por ser inevitable,
por suerte
o desgracia
-preferimos creer que suerte-
siempre hay un paso más que dar,
una sonrisa más que sacar,
una chispa de ilusión con la que seguir,
y vivir
y volar
y aprender a saltar y aterrizar
porque habrá más caídas,
-claro que habrá más caídas-,
pero nos volveremos a levantar
como siempre
hasta respirar paz
y rozar,
de una vez y para siempre,
con los dedos
la palabra Libertad.
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